DESPIERTA TU SONRISA
Mi amor, de momento estoy sentado en nuestra cama, sobre las sábanas revolcadas de anoche, contemplando tu esplendor, tu belleza dormitando. Estas a mi vera descansando tu lindura sobre las sabanas de algodón blancas y yo, recargado contra madera de asbesto no he dejado de detallarte, de maravillarme de tu hermosura, y de lo hermoso de este momento. Me niego a moverme por temor a perturbarte mientras te veo, con fabulosas hebras doradas acomodadas en desorden cayendo sobre tu rostro, sobre tus ojos cerrados, que aun así parecen mirarme, las comisuras de tu boca se abren suavemente y tus labios mojados se estiran por sobre tus mejillas sonrosadas, por un momento pienso en qué palabra saldrá de tu boca, en qué será lo primero que digas al despertar y ahí, debajo de tu cabello puedo contemplar tu expresión relajada, casi hasta puedo ver como se asoma una sonrisa.
Recuerdo ayer, cuando no querías dormir, cuando pegadita a mí no parabas de reír y me decías que no querías que me alejara, que nunca te soltara, y luego, tus ojos cafés vidriosos como a punto de llorar me regalaron esa hermosa mirada, húmeda de lágrimas y me confesaste aquello que guarda con recelo mi corazón.
¡Que hermoso este instante! Has de saber que, podría quedarme aquí, sentado a tu lado todo el día si pudiese, para seguir admirándote y seguir con mis ojos el ritmo de tu respiración sobre tu pecho. Quizá ahora no me escuches, y tampoco puedas verme, pero todo de mi te grita te amo y mis ojos brillan al verte y contemplarte. Te mueves, ¡te despiertas! Me sonríes y me besas. Tus labios se entreabren frente a mí y me susurras <<eres mío>>. Dios, pienso, cuánto la amo.
