
EL ÚLTIMO "GRAN" ESCRITO
He dejado de escribir, quizá sea porque me quedé sin musa, quizá será porque te fuiste de mi vida, o tal vez eso fue lo que vi, a lo mejor nunca estuviste en ella, todas no son más que suposiciones idiotas, estuviste en mi vida, no me quedé sin musa, no te fuiste de mi vida, o por lo menos nunca vi que lo hicieras, eres intermitente, no vas y vienes, simplemente te enciendes y apagas como una luz de navidad, no lo hago yo, no soy quien enciende y apaga la luz, es mi necesidad, mi necesidad de recordar la sensación de ti, eso es lo que hace que recuerde que sigues en mi vida, ya no se trata de una historia pasada, no se trata de un futuro inexistente, no se trata ni de una sheccid, ni de una princesa, tú no eres una princesa, estás lejos de ello, no eres mi sheccid, ya no.
Recuerdo hace unos días, la semana pasada para ser exactos, como le contaba de ti a mis amigos, como decía lo perfecta que eras y les contaba todos mis sueños cual si fuesen historias nuestras, nunca dije que todo eso no era más que producto del vacío que dejaste en mí, producto que desde aquel día en que te fuiste, ha moldeado mi vida, ha regido mis gustos musicales y es la razón por la que canto a grito herido hasta hartar a mis vecinos, es la razón por la que cada vez que me acuesto veo el lado vacío de la cama e intento dormir sintiendo que pierdo el alma, mi vida gira entorno a tu recuerdo, no a ti, tú eres solo una extra en lo que es ahora mi vida, eres la protagonista de la historia más importante de mi vida, pero eso no te dio el estelar para otra temporada en ella, mi corazón te ofreció el protagónico, era el contrato que rompiste, la historia era el guion sin escribir que aprenderías con el tiempo, te fuiste, ahora estarás haciendo la primera temporada en la vida de otro, estarás creando la historia que igual que a mí, le hará olvidar que tiene un fin, estoy seguro de ello, siempre tuviste el encanto, aquel inconfundible, aquel que me hizo pensar que mi vida eras tú, que eras el motor de ella; y lo fuiste.
Es increíble pensar en la marca que puede dejar una persona ajena a ti, que simplemente llega por un tiempo a tu vida y te cambia hasta las raíces de ella, te fuiste muy pronto mujer, me marcaste y te fuiste cuando estaba en carne viva la cicatriz, pero no es lo importante, no te importa lo que fue de mí, y no te culpo, suelo ser muy pesado con estos temas, te he escrito lo suficiente para redactarte un libro, juré nunca dejarte ver la parte más escondida de mí, no por miedo a que te alejaras, ni a que me lastimaras, ninguna de esas tonterías, nunca quise mostrártela porque sabía que una vez la vieras una parte de mi sería tuya, falle, pero falle de la peor forma, fue tu encanto, fue aquella sensación al tenerte a unos cuantos centímetros, lo que logro que te adueñaras de cada escrito que de mi saldría desde aquel instante, nunca dije que fuese mi mejor parte, ni la peor, no soy el mejor escritor, pero escribo lo que el alma me da para redactar, y fue tu marca de agua la que desde aquel momento quedaría impresa en cada escrito, en cada uno de los innumerables escritos que te haría y inspirándome en historias irreales y en otras mujeres, que nunca lograron borrarte del trasfondo de mi alma.
Debería escribir ya el final de esto, el cuarto párrafo muchas veces es la línea entre lo necesario y el relleno, te he escrito cartas mucho más largas, pero cariño, este escrito no es más que el residuo del amor que dejaste, esto no es el gran escrito, no es la carta de una historia que todos contarán por siglos, es solo la tinta regada en un corazón dado de baja.