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SUEÑOS DE UN BOHEMIO

Hace un rato me desperté, aunque hubiese preferido no hacerlo, no es que no me guste mi vida, amo mi vida, estudio lo que quiero y me apoyan las personas más importantes en ella, tengo buenos amigos y un futuro incierto pero con un tono positivo, en general el único problema son las noches, cada noche en una habitación de dos pisos, donde en el segundo solo hay una fría cama esperándome en la madrugada, una hora intentando dormirme recordándote muchas veces, abrazando la almohada como un niño aferrándose a sus sueños, pero con el  tiempo te acostumbras, es algo doloroso pero tan normal con el tiempo, no dices nada, no puedes hacerlo, a nadie le importa lo solo que te sientes, y nadie se da cuenta, pero esto es otro tema que seguro a ti no te interesa.

 

Hace unos minutos me desperté de un sueño que hubiese preferido seguir soñando, tú estabas ahí, estabas en un parque, de esos que suelo visitar los fines de semana cuando salgo a tomar fotografías, te vi, no te reconocí a lo lejos, vi a una chica con cabello algo ondulado que me recordaba a una hermosa mujer de mí no tan feliz pasado, pero nada más que eso; ella estaba sentada en el parque con lo que parecía un libro y un morral, me dispuse a tomarle una fotografía, por lo lejos tenía que utilizar un lente "tele", de estos que utilizan los fotógrafos para las estrellas de futbol en los partidos, pero aquí no había una estrella, solo una chica con su día a día, me dispuse a acercar lo más que daba;  pude reconocer un hermoso cabello, quizá para otra persona sería igual al resto, para mí no, para mí era el cabello más hermoso del mundo, tenía un tono único, antes de poder reaccionar la chica levantó la cara, me quedé quieto, no podía creer lo que veía, la seguía en cuanta red social podía, sabía que había llegado a la ciudad para quedarse, pero nunca imaginé encontrármela, y en el mejor de los casos sabía que no podía acercarme, si ella me veía se iría, y eso pasó; ella miró a la dirección en la que estaba, no me reconoció, pero se había fijado que alguien le había tomado una fotografía, crucé la calle, quería explicarle que no era más que un simple fotógrafo callejero, que retrataba el día a día de una ciudad fría, no me refería al clima, me refería a los habitantes, a cada una de esas personas que vivían aquí y se encerraban en sus propias vidas, donde un desconocido no se puede enamorar de una chica que cruza una calle, donde el amor se guarda en cada habitación para solo ser utilizado en casos extremos. Me acerqué a ella, seguía leyendo lo que parecía un libro universitario, tan grande el libro como pequeña era la letra, un contraste que aburriría hasta al lector empedernido más deseoso de un buen libro.

 

Me dispuse a saludarla, en voz baja para no asustarla, no me hizo caso alguno, supuse que no me había escuchado, con la voz un poco más alta la saludo esta vez con su nombre al final, ella algo sorprendida me mira, al darse cuenta con una cara algo incrédula vuelve a su libro, supongo que con la esperanza de que la dejase en paz, pero no contaba con lo obstinado que era, me quedo un momento ahí, aquí es donde empiezo a perder el recuerdo del sueño, recuerdo que me preguntó lo que hacía y me recalco como siempre lo ha hecho; que no quería verme, con una voz que denotaba molestia, me sentí muy mal, quizá me lo merecía, pero estaba decidido a arreglar las cosas, nunca había visto una chica tan hermosa. Me senté al lado, ella me miró algo molesta, estábamos a poco menos de medio metro, por un momento sentí que se levantaba, guardó su libro, casi rogándole le dije que no se fuera, que se quedara un momento, ella solo pregunto lo que tenía para decir, me sentí algo molesto pero no podía hacer nada, pensé que con una mínima palabra que estuviese mal ya perdería la oportunidad que había deseado los últimos cuatro años, le pregunté como estaba, y ella solo me repitió que le dijera lo que tenía que decirle, cada vez con la voz más cortante, por mi parte cada vez mi voz era más temblorosa, era más que obvia mi inseguridad ante ella, no solo por la historia, su presencia era algo imposible de pasar por alto, una belleza solo comparada con afrodita, solo un dios parecía merecedor de aquella dama.


 Con corazón en mano empecé a explicarle todo lo que durante años había pasado por mi cabeza, ella no entendió, o quizá sí pero no pudo perdonarme mis múltiples errores; se levantó y se fue, cuando su silueta casi se perdía en el horizonte no aguanté más, grite lo más duro que pude, el momento que había esperado durante años había pasado y ella no entendió nada de lo que le dije, me odie y la odie, pero después de pensar cuan idiota fui, salí corriendo, no quería acosarla pero tampoco perder la última oportunidad que tendría. Impotencia, aquella que por años me acostumbre a tener dentro de mí, no quería darle un segundo más dentro de mí, el alquiler de mi corazón sería solo para ella. 


No la encontré, entre la multitud de gente de las aceras, la hermosa dama se había vuelto a perder, y con ella mi corazón, y mis sueños más profundos, me senté casi en el borde de la autopista, había olvidado todo mi equipo fotográfico y realmente no me importaba si algún extraño lo reclamaba como suyo de la manera más irreverente posible, solo me importaba ella, pero de nuevo la había perdido y el sentimiento que de niño tuve, había vuelto, el sentir que tu mundo se va con cada aliento de aquella persona es algo que solo se puede describir con tu primer amor, ella no solo fue mi primer amor, lo nuestro fue muy corto, pero ella fue mi amor platónico, crecí durante meses y años pensando en volver a verla, en que un día la besaría y podría decirle que ya había aprendido a besar, sabía que no era cierto, pero el pensar en decirlo me ayudaba a sobrevivir, conocí más chicas, nunca como ella, pero me calmaban el dolor de su ausencia, volví a amar, no negaré que por mi vida paso otra mujer que me enseño lo que era el verbo amor, que me enseño que el amor, que aquel hermoso sentimiento podía volverse en práctica, en el deseo más primitivo, como dos almas bailaban dulcemente hasta volverse una sola, hubo alguien que me enseñó a llevar a la practica el amor, pero solo una persona me enseño lo que era el amor con un significado que se resumía en la vida misma.

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